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Ante tal cuestionamiento no puede más que reír y darme cuenta de lo “briago” que soy.
Quienes me conocen saben (y quienes no, les entero) que una parte indispensable de mis borracheras son las columnas. Sí, al calor de las copas y el frío de las cervezas las encuentro muy atractivas…
En el viaje de graduación pasé más de una hora recargado en calidad de “nadie me mueva, ni se me acerque porque lo vomito”.
En la preparatoria, la embriaguez nos llevó a rayanoear una pared de mi cuarto, bonita remembranza hasta que te das cuenta de que gente que ni conocías también le entró al recuerdo…
Borracho tuve una noche de pasión, tres semanas después amenazaron con colgarme un milagrito, que quizá se llamaría Rodolfito…
Borracho he llorado, he hecho el ridículo, he tomado el valor que sólo te dan unas cuantas caguamas, y borracho me he divertido. He pasado muchos momentos de alegría extrema con mis amigos y mi mujer.
Me han odiado por estar borracho. En el cumpleaños de mi hermano tuve a bien “regresar” las papitas combinadas con hojaldra de mole y cerveza con tequila frente a una taquería en la madrugada…
Como verán, cuando me hicieron esa pregunta, y estas y otras cosas pasaron por mi mente, no me quedó más que esbozar una sonrisa…
Los invito a compartir alguna borrachera. Si ya tuvimos una, espero la compartan en este blog, si no, ¿qué esperan para invitarme?
* Dígase Karina y Elvia del servicio social.
* Dígase Karina y Elvia del servicio social.