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Este martes fui informado que “debo” participar en el Programa de Activación Física del gobierno federal. Sí, hacer como ñoño calistenia a medio patio del Instituto, cuando están el zampabollos de Bazuka, el chuletón de Jaimes o rechoncho de Chucho, que sin duda les vendría mejor.
La gordura incapacita, dicen los especialistas; pero incapacita más cualquier respuesta a la pregunta ¿me veo gorda?
No, te ves bien…
¿Sólo bien?
Excelente…
¿Pero no flaca? (mujeres y sus traumas)
La gordura es antiestética, nos quieren decir los diseñadores de moda, pero cualquiera colgaría un Botero en su sala sin dudarlo…
La gordura es culpa de Coca Cola y Bimbo, nos dicen los nutriólogos, y la gente corre por unos roles glaseados, pero de dos; por un pozole, dos quesadillas, unas flautas, pero con una Coca Light.
En fin, todos en alguna etapa de nuestra de vida fuimos el gordito o gordita de la familia, del salón, del trabajo o del círculo de amigos. El apodo es de cariño muchas veces, otras no tanto.
Conclusión:
¡Malditos chubbys por su culpa tengo que hacer el ridículo el viernes!